Pues si, hemos acabado la semana del amor, experimento hippie piojoso en el cual me embarqué únicamente para poder descifrar el sentido que tendría aumentar mi umbral de tolerancia, empatía y tranquilidad. Y como prometí, expongo los resultados aunque lo haga sin exponer la prueba.
Primero: En un 40% las personas a las cuales brindé (a algunas brindo todavía) mi entera confianza, al notar que no negaré peticiones, se aprovechan, interpretan mal la idea del cambio de actitud y son fácilmente proclives a no hacerme participe de desiciones que me podrían afectar de manera significativa.
Segundo: Si el cambio de actitud se notó bastante, también lo hicieron las diferentes reacciones hacia el mismo. El descontento, la incredulidad, el apoyo, la alegría, el comemierdismo, y el su mercé verá fueron los predominantes, con esto no digo que hayan sido los únicos pero si los más fuertes.
Tercero: Hay cosas que no pueden cambiar, no porque no se quiera, sino por que algunas personas no reaccionan de otra manera. Y esta, para mi, es la conclusión más dolorosa de todas; que a uno le salga de lo más profundo de su ser el ser diferente con alguien para que se sienta mejor y esta persona sólo tenga ignorarte.
Y cuarto: El cambiar debe estar dictado por una orden interna y por tanto no debe ser afectado por las externas; más aún si puedes determinar grupos, como en el teléfono, para correr tu punto de tolerancia.
Como anotación dejo en claro que el experimento no fue un total fracaso, me acerqué a viejos ya conocidos y a nuevas personas, algunas cosas salieron muy bien; lo aplicaré en el grupo correspondiente.
Primero: En un 40% las personas a las cuales brindé (a algunas brindo todavía) mi entera confianza, al notar que no negaré peticiones, se aprovechan, interpretan mal la idea del cambio de actitud y son fácilmente proclives a no hacerme participe de desiciones que me podrían afectar de manera significativa.
Segundo: Si el cambio de actitud se notó bastante, también lo hicieron las diferentes reacciones hacia el mismo. El descontento, la incredulidad, el apoyo, la alegría, el comemierdismo, y el su mercé verá fueron los predominantes, con esto no digo que hayan sido los únicos pero si los más fuertes.
Tercero: Hay cosas que no pueden cambiar, no porque no se quiera, sino por que algunas personas no reaccionan de otra manera. Y esta, para mi, es la conclusión más dolorosa de todas; que a uno le salga de lo más profundo de su ser el ser diferente con alguien para que se sienta mejor y esta persona sólo tenga ignorarte.
Y cuarto: El cambiar debe estar dictado por una orden interna y por tanto no debe ser afectado por las externas; más aún si puedes determinar grupos, como en el teléfono, para correr tu punto de tolerancia.
Como anotación dejo en claro que el experimento no fue un total fracaso, me acerqué a viejos ya conocidos y a nuevas personas, algunas cosas salieron muy bien; lo aplicaré en el grupo correspondiente.
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